miércoles, 16 de diciembre de 2009

Definición de hipocresía


" El hombre emplea la hipocresía para engañarse a sí mismo, acaso más que para engañar a los otros "
- Jaime Balmes

" En cinco años no habrá ni canciones, ni música"
- L.E. Aute



LA BELLEZA

LUIS EDUARDO AUTE
Enemigo de la guerra
y su reverso, la medalla,
no propuse otra batalla
que librar al corazón
de ponerse cuerpo a tierra
bajo el peso de una historia
que iba a alzar hasta la gloria
el poder de la razón.

Y ahora que ya no hay trincheras
el combate es la escalera
y el que trepe a lo mas alto
pondra a salvo su cabeza
aunque se hunda en el asfalto
la belleza.

Miralos como reptiles,
al acecho de la presa,
negociando en cada mesa
maquillajes de ocasión;
siguen todos los railes
que conduzcan a la cumbre
locos, porque nos deslumbre
su parasita ambición.

Antes iban de profetas
y ahora el éxito es su meta;
mercaderes, traficantes,
mas que nausea dan tristeza,
no rozaron ni un instante
la belleza.

Y me hablaron de futuros
fraternales, solidarios,
donde todo lo falsario
acabaria en el pilón.
Y ahora que se cae el muro
ya no somos tan iguales
tanto tienes, tanto vales
¡viva la revolución!

Reivindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada
la belleza.

"Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos"
- Pablo Neruda

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Diario de Manspider (3ª parte)

Madrugada del domingo al lunes 11 de agosto, 00:32 de la noche.

A media noche me había despertado con frío y me tapé como pude con unos cartones que había ahí tirados en una esquina del sótano. Ya empiezo a comprender y a sufrir las consecuencias de haberme convertido en un "animal" de sangre caliente, digo animal porque por mi aspecto no diría precisamente que mi metamorfosis a humano haya sido completa, así que, como no era ni insecto ni humano, sino una especie de término medio entre los dos, decidí autoproclamarme animal, pero no cualquier animal, sino un animal único (que yo sepa) en su especie, sólo por debajo del ser humano en la pirámide depredadora, con el que el National Geographic fliparía pepinos, con el que Copito de Nieve (que en paz descanse) se quedaría a la altura de la suela del zapato, qué digo de la suela del zapato, ¡de la suela del zapato de un minero a 100 metros bajo tierra!

Mientras tenía aquellos arranques de falso orgullo para autoanimarme, mi improvisado edredón empezó a hacer efecto, haciéndome recuperar un poco de temperatura, hasta que finalmente volví a caer en brazos de Morfeo, que por cierto debe ser ciego, porque si llega a darse cuenta del esperpento de criatura que arrulla entre sus brazos, creo que me habría dejado caer al suelo.

Aquella mañana me desperté con el calorcillo del poco sol que podía entrar por la rejilla de un sótano, y lo primero que hice fue comprobar tres cosas:
- Que todo esto que me estaba pasando no era una jodida pesadilla.
- Que la puerta del sótano seguía cerrada a cal y canto.
- Y que me había despertado con mi "quinta pata" más tiesa que un soldadito de plomo.

Creo que a eso le llamaban los batasblancas "la tienda de campaña". No lo comprendo, no creo que nadie quepa (ni quiera) meterse ahí dentro, por muy adversas que fueran las condiciones climatológicas.
Lo que sí comprendí fueron las ganas de "mear" (así creo que lo llaman) que me dieron a continuación. Es increíble, sería la primera vez que meaba desde que me transformé en esta cosa que soy ahora, y algo de técnica pude observar en los batasblancas en uno de mis muchos viajes a los cuartos de baño que hacía en el pasado en busca de nuevas presas que llevarme a la boca, así que hice un esfuerzo e intenté recordar cual era la postura que había que adoptar para que aquel líquido amarillento fluyera libre:

"A ver..." (pensaba para mis adentros de cara a una de las paredes del fondo del sótano) "una de las posturas típicas para esto era de pie... cigarrillo en la boca.. bueno, yo no fumo, pero creo que esta cuchara me valdrá, supongo que habría que morder algo en el proceso de micción, ya que a lo mejor el proceso es doloroso y haya que morder algo para liberar la tensión, no sé... bien, vamos bien, ahora... mano derecha sujetando el aparato de mear, recuerdo casi todos mantenían estático el aparato de mear en todo el proceso mingitorio, pero unos pocos (supongo que eran profesionales) redirigían constantemente de un lado a otro la trayectoria del chorro de líquido a presión, como queriendo dibujar imaginariamente un arco iris, o incluso intentando hacer puntería sobre un resto de cigarrillo flotando sobre la superficie, hará unos segundos calmada, del agua de la taza del báter, como queriendo hundir el filtro del cigarrillo aún sabiendo que es físicamente imposible, ya que el filtro del cigarrillo por ley física siempre volverá flotando a la superficie (ya que el filtro es menos denso que el agua), pero no por ello aquellos hombres desistían en su intento por desafiar a las leyes universales de la física todas las tardes. La fé, la determinación y la constancia humanas son dignas de admiración, peroooo a ver, que me distraigo del tema..."

"El siguiente paso era... ah, ya sé, mano izquierda apoyada en la pared, acompañado de expresión de alivio en voz alta estilo: "Aaaaaah!", cuando empiece el proceso de micción, que creo que se iniciaba empujando un poco... iiiiiaaaaggg!...."

Y como era la primera vez y no tenía controlado el tema mingitorio, aparte del pipí, también hizo aparición el señor Popó. Y no me refiero al padre de uno de los Teletubbies...


No hay trabajo más jodido que hacer de Teletubbie moña
(lo de jodido es literal).


¡¡Tachaaaaan, morterada al canto!! parece mentira que hasta hace una semana me encantara posarme sobre un zurullo como este, y ahora sin embargo me repugne, supongo que sería porque como araña no tuviera sentido del olfato propiamente dicho. Recogí con una pala mi propio producto y la tapé con arenilla y polvo del suelo del sótano, que por cierto hacía bastante que no aparecía nadie por allí que limpiara aquello, con lo cual hasta empecé a echar un poco de menos a aquella limpiadora que destruía mis preciosas casas de telaraña todas las semanas, pero el jodido zurullo aún seguía oliendo bastante. Hay que joderse cómo me ha cambiado la vida de la noche a la mañana.

Lunes 11 de agosto, 13:26 del mediodía.

Me ha entrado hambre, y no es de moscas, sino de comida humana y he conseguido por internet el teléfono de una hamburguesería de por aquí cerca con servicio a domicilio. Quizá si le doy la dirección del laboratorio al muchacho de la moto y lo llamo desde aquí cuando lo vea aparecer, ya que la puerta del laboratorio se ve desde aquí, quizá consiga comer caliente hoy.
Pero se me planteaba un problema, y esque tendría que evitar que aquel muchacho viera el aspecto que tengo, ya que seguramente se asustaría y lo siguiente que haría sería llamar a la policía... bueno, a la policía o más bien al "técnico de control de plagas" de aquel anuncio que ví por internet de ese cacharrito que lo enchufabas a la toma de corriente de la pared y emitía no se qué ondas que supuestamente alejaban a los insectos y a las ratas de la casa, que dicho sea de paso me resultó curioso que un técnico en control de plagas recomiende un aparato que lo puede dejar en el paro... joder, ya me estoy yendo por las ramas otra vez.

El caso es que decidí enfundarme en un viejo traje antirradiación desechado que encontré en una de las cajas del sótano para disfrazarme de alguna manera, y cuando lo examiné más a fondo, entendí porqué se desechó: tenía un boquete tremendo donde se supone que debía ir el tubo de oxígeno, a la altura de la nuca, como si alguien hubiera tirado del tubo con fuerza suficiente para sacarlo de su sitio desgarrando de paso parte del traje. Joder que bromas mas pesadas gastan aquí, será mejor que no me descubran...

Llamé al teléfono de la hamburguesería y en media hora ya tenía aquí al repartidor con mi ansiada pizza en la puerta exterior del laboratorio. La hora de la verdad había llegado, y mi actuación debía ser perfecta, así que me asomé como pude entre los barrotes de la pequeña ventana que daba al exterior, a nivel del suelo, y estirando mi brazo izquierdo y moviéndolo torpemente para que me viera, comencé con mi actuación harto ensayada aquella tarde antes de la hora H, intentando que fuera lo más creíble posible, (por supuesto todo lo creíble que se puede ser metido en un sótano sin poder salir, enfundado en un traje antirradiación, con una página porno puesta en el ordenador y oliendo a mierda que echaba para atrás)...

- "¡Hola! ¡Señor repartidor! ¡Aquí! ¡Yo soy el que ha encargado la pizza!"
- (El repartidor acercándose y dándose cuenta del panorama) - "...Ejem! Tome,son 8 euros"
- (cojiendo la pizza entre los barrotes, y dándome cuenta de lo gilipollas que fui de no haber caído en que no tenía dinero) - "Gracias... Eeeuuh,... laaa pizza está fría, no te la pienso pagar"
- ¿Qué? ¡Pero si sólo he tardado media hora en llegar!
- (olvidándome de mi condición humana) - "Mira, si aceptas este puñado de moscas que he cazado esta mañana como pago, te lo agradecería..."
- ¡Puaj! Mira no, mejor déjalo, ya no aguanto más esta tufarada.
- Oiga ya sé que esta situación le resultará rara, pero esque ha habido un experimento que ha salido mal, y me he puesto aquí en cuarentena porque...
- (Aquel muchacho me cortó la frase) - Oiga, que no me tiene usted que dar explicaciones, hágame caso cuando le digo que he hecho cosas más raras que entregarle una pizza a un tipo vestido con un traje de astronauta en un sótano oscuro, con porno en el ordenador y apestando a mierda cosa mala, y yo no me meto con las prácticas sexuales de cada uno. Me voy, buenas tardes, que disfrute usted de su paja.

Y esa tarde me di cuenta de que lo mismo podría hacerme actor cuando pudiera salir de aquí, pero antes debía conseguir dinero.
Bueno, al menos esa tarde comí pizza gratis.

CONTINUARÁ...


martes, 1 de diciembre de 2009

Diario de Manspider (2ª parte)

Jueves 7 de agosto, 16:10 horas.

Me pasé 3 días comprobando mis "evoluciones" en un espejo del sótano a intervalos de 12 horas aproximadamente, y esto es horrible. Es como si cada doce horas se asomara una persona distinta (y cada vez más fea) al espejo, como si el presentador de un reality show fuera sustituido por otro después de cada pausa publicitaria, y cada pausa publicitaria consistiera en once horas cincuenta y nueve minutos de espasmos incontrolables, dolor agónico y desmayos casi contínuos.

Los primeros síntomas (y los que se irían repitiendo generalmente cada doce horas) fueron dolor repentino y espasmos. Era como si cada uno de mis músculos palpitara violentamente intentando reorganizarse para configurar un ser nuevo, como si a la evolución le hubieran entrado prisas porque hubiera decidido que aquél dia no iba a echar horas extras y dentro de menos de doce horas hubiera almuerzo con la suegra y tuviera que asistir si apreciaba su matrimonio, y tengo que decir QUE DUELE DE COJONES. Después de casi dos horas de gritos, insultos, y de cagarme en todo lo que fuera susceptible de menearse, mi mente se rindió y me desmayé de nuevo.

Al despertarme, la estampa no podía ser más desesperante, ya que era la primera vez que me enfrentaba a una transformación importante en mi cuerpo: Había pasado de tener el tamaño aproximado de una peladilla al de un cenicero, mis cuatro patas centrales han dejado de responderme, quedándome sólamente activas las delanteras y las traseras, se me está cayendo el pelo a pasos agigantados y me noto más rechoncho, como con los músculos hinchados, el dolor y los espasmos me han dejado tranquilo un rato, como queriendo dejar que me desahogara a gusto mientras llegaba la "segunda y agonizante pausa publicitaria de mi show particular"...
Ni que decir tiene que me pasé todo ese rato llorando desconsoladamente.

Jueves 7 de agosto, 4:10 de la madrugada.

Siguientes doce horas: La segunda vez que me enfrentaba al espejo, esta vez con la situación asumida, y repitiéndome en mi mente una y otra vez que no me preocupara, que lo importante es que seguía vivo, y que me tomara esto como un juego, como un siniestro "quién es quién" en el que lo divertido es acertar quién eres lo antes posible, porque en doce horas "Jack" se puede convertir en "Megan".
Esta vez me encontré más tranquilo, puesto que el tiempo de dolores y espasmos me lo pasé consciente en su mayor parte, así que más o menos ya sabía lo que me iba a encontrar: No paraba de crecer, es como si fuera una rata de laboratorio (lo cual es curioso, porque lo dice una araña de laboratorio) y el único alimento que tuviera en mi jaula fuera un platito de esteroides y demás mierda que se mete un culturista que se quiera dedicar "profesionalmente". Ya era del tamaño de un perro pequeño, pero sin pelo, mis patas centrales se han atrofiado, mis dos traseras se han hiperdesarrollado, y me ha crecido una tercera pata mucho más pequeña entre mis dos patas traseras, seis de mis ocho ojos se han quedado ciegos, y lo más curioso... soy capaz de ponerme en equilibrio con dificultad sobre mis dos patas traseras. Ya soy bípedo. Hay que joderse.

Viernes 8 de agosto, 3 de la tarde.

Esta vez quise dejar pasar un par de "pausas publicitarias" ya que pensé que cuanto menos veces comprobara mis "cambios" mas fácilmente podría resistir mi mente toda esta pesadilla transformista, porque un hombre que se disfraza de mujer es un travesti, pero... ¿qué es una araña que se disfraza de humano?
Mirándolo objetivamente, la transformación de ese día me supuso una serie de "ventajas", y pongo esa palabra entre comillas porque las supuestas ventajas consistían en transformaciones que me hacían adaptarme mejor a la vida de un humano, ya que entre el paquete de actualizaciones se encontraba: la pérdida de mis cuatro patas centrales, el medir un metro y sesenta y dos centímetros, desarollar cuatro dedos y un pulgar oponible en cada una de mis dos patas delanteras y agudeza visual en los dos ojos sanos que me quedaban, mi cerebro aumentó considerablemente de tamaño, junto con mi inteligencia, y sorprendentemente recibí como una especie de flash de conocimiento humano, como si mi cerebro se hubiese actualizado, ya era perfectamente bípedo y desarrollé la capacidad de utilizar herramientas, de ahí que empezara a utilizar un ordenador desechado en el fondo del sótano, pero que todavía estaba conectado y funcionaba.

Sábado 9 de agosto, 1 de la madrugada.

Cesaron por fin las transformaciones y los dolores que conllevaban, y ya que me había transformado en una caricatura de humano, pensé que lo mejor era buscar información de la especie con la que esperaba convivir sin mayores problemas para poder adaptarme mejor conociendo las costumbres de la especie que estaba en la cumbre de la pirámide depredadora (mira por dónde encontré una ventaja, ya no tendría que preocuparme ni de pajarracos hambrientos ni de jodidas escobas) y me puse manos a la obra.
Como mi inteligencia y mi comprensión habían aumentado, entendí a la primera que aquel botón azul y grande que tenía la torre del ordenador serviría para ponerlo en marcha, ya que el otro botón que tenía al lado, que era más pequeño y cuya inscripción encima ponía "Reset" (ni zorra idea de lo que significaba) no me inspiraba demasiada confianza.
Tras unos extraños ruidos, que supongo que serían el equivalente a toser dos o tres veces para sacudirse el polvo de sus entrañas después de meses de no usarse, arrancó el ordenador, mostrando una retaíla de letritas blancas que dieron paso a una pantalla negra con una especie de banderita multicolor y una inscripción debajo en letras grandes que creo que ponía "WINDOWS" (la siguiente frase que voy a escribir es una pequeña broma a uno de los coautores de este blog, más concretamente a Ñete, usted, querido lector, no se preocupe si no lo entiende, y si quiere entenderlo, pregúntele a él, cojona) ....si si, claramente ponía WINDOWS, este laboratorio debe ser de los más punteros en software de los Estados Unidos... (juas juas juas juas!)
Una vez en el escritorio, abrí el icono que ponía "Internet Explorer", ya que contenía la palabra "internet" que tantas veces había escuchado a aquellos batasblancas mientras vivía en aquella telaraña suspendida del techo y que, según ellos, era una verdadera fuente de información.
Lo primero: conocer a tus semejantes. Tecleé en el buscador "anatomía del ser humano" y aquello fue un verdadero bombardeo de información: miles y miles de fotos de humanos (en su mayoría hembras) mostrando sus anatomías y miles y miles de videos de humanos de ambos sexos cuyas anatomías se introducían en otras anatomías una y otra vez a un ritmo constante en una especie de baile ritual que... dios, eso no lo comprendí demasiado, pero creo que los batasblancas lo denominaban "ponor", o "porno", no sé de qué se trataría, pero aquellos videos hicieron reaccionar aquella pequeña pata de mi entrepierna. Me asusté y decidí buscar primero cosas más básicas del ser humano, luego ya tendré tiempo de aprenderme sus bailes rituales.


Los adolescentes nunca estuvieron
tan cerca de abrir la Caja de Pandora


Domingo 10 de agosto, 11 de la mañana.

Me he tiré toda la noche buscando información, me dolían los ojos (mi único par de ojos, ¡snif!), pero ya entiendo un poco más la forma de pensar de los humanos. En la parte baja de la cara me ha vuelto a crecer un poco de pelo duro, lo que según el buscador se llama "barba de tres dias". Realmente internet me ha abierto los ojos al mundo humano, pero decidí que eso ya lo relataría mañana, porque en ese momento me encontraba muy cansado. Me acosté en un viejo colchón que según la pinta que tenía tendría que haber estado en el vertedero desde muuucho tiempo antes de que yo hubiera llegado aquí y dormí como un bendito la primera noche en la que no me acompañabas mis amigos, los espasmos horribles.

CONTINUARÁ...