martes, 1 de diciembre de 2009

Diario de Manspider (2ª parte)

Jueves 7 de agosto, 16:10 horas.

Me pasé 3 días comprobando mis "evoluciones" en un espejo del sótano a intervalos de 12 horas aproximadamente, y esto es horrible. Es como si cada doce horas se asomara una persona distinta (y cada vez más fea) al espejo, como si el presentador de un reality show fuera sustituido por otro después de cada pausa publicitaria, y cada pausa publicitaria consistiera en once horas cincuenta y nueve minutos de espasmos incontrolables, dolor agónico y desmayos casi contínuos.

Los primeros síntomas (y los que se irían repitiendo generalmente cada doce horas) fueron dolor repentino y espasmos. Era como si cada uno de mis músculos palpitara violentamente intentando reorganizarse para configurar un ser nuevo, como si a la evolución le hubieran entrado prisas porque hubiera decidido que aquél dia no iba a echar horas extras y dentro de menos de doce horas hubiera almuerzo con la suegra y tuviera que asistir si apreciaba su matrimonio, y tengo que decir QUE DUELE DE COJONES. Después de casi dos horas de gritos, insultos, y de cagarme en todo lo que fuera susceptible de menearse, mi mente se rindió y me desmayé de nuevo.

Al despertarme, la estampa no podía ser más desesperante, ya que era la primera vez que me enfrentaba a una transformación importante en mi cuerpo: Había pasado de tener el tamaño aproximado de una peladilla al de un cenicero, mis cuatro patas centrales han dejado de responderme, quedándome sólamente activas las delanteras y las traseras, se me está cayendo el pelo a pasos agigantados y me noto más rechoncho, como con los músculos hinchados, el dolor y los espasmos me han dejado tranquilo un rato, como queriendo dejar que me desahogara a gusto mientras llegaba la "segunda y agonizante pausa publicitaria de mi show particular"...
Ni que decir tiene que me pasé todo ese rato llorando desconsoladamente.

Jueves 7 de agosto, 4:10 de la madrugada.

Siguientes doce horas: La segunda vez que me enfrentaba al espejo, esta vez con la situación asumida, y repitiéndome en mi mente una y otra vez que no me preocupara, que lo importante es que seguía vivo, y que me tomara esto como un juego, como un siniestro "quién es quién" en el que lo divertido es acertar quién eres lo antes posible, porque en doce horas "Jack" se puede convertir en "Megan".
Esta vez me encontré más tranquilo, puesto que el tiempo de dolores y espasmos me lo pasé consciente en su mayor parte, así que más o menos ya sabía lo que me iba a encontrar: No paraba de crecer, es como si fuera una rata de laboratorio (lo cual es curioso, porque lo dice una araña de laboratorio) y el único alimento que tuviera en mi jaula fuera un platito de esteroides y demás mierda que se mete un culturista que se quiera dedicar "profesionalmente". Ya era del tamaño de un perro pequeño, pero sin pelo, mis patas centrales se han atrofiado, mis dos traseras se han hiperdesarrollado, y me ha crecido una tercera pata mucho más pequeña entre mis dos patas traseras, seis de mis ocho ojos se han quedado ciegos, y lo más curioso... soy capaz de ponerme en equilibrio con dificultad sobre mis dos patas traseras. Ya soy bípedo. Hay que joderse.

Viernes 8 de agosto, 3 de la tarde.

Esta vez quise dejar pasar un par de "pausas publicitarias" ya que pensé que cuanto menos veces comprobara mis "cambios" mas fácilmente podría resistir mi mente toda esta pesadilla transformista, porque un hombre que se disfraza de mujer es un travesti, pero... ¿qué es una araña que se disfraza de humano?
Mirándolo objetivamente, la transformación de ese día me supuso una serie de "ventajas", y pongo esa palabra entre comillas porque las supuestas ventajas consistían en transformaciones que me hacían adaptarme mejor a la vida de un humano, ya que entre el paquete de actualizaciones se encontraba: la pérdida de mis cuatro patas centrales, el medir un metro y sesenta y dos centímetros, desarollar cuatro dedos y un pulgar oponible en cada una de mis dos patas delanteras y agudeza visual en los dos ojos sanos que me quedaban, mi cerebro aumentó considerablemente de tamaño, junto con mi inteligencia, y sorprendentemente recibí como una especie de flash de conocimiento humano, como si mi cerebro se hubiese actualizado, ya era perfectamente bípedo y desarrollé la capacidad de utilizar herramientas, de ahí que empezara a utilizar un ordenador desechado en el fondo del sótano, pero que todavía estaba conectado y funcionaba.

Sábado 9 de agosto, 1 de la madrugada.

Cesaron por fin las transformaciones y los dolores que conllevaban, y ya que me había transformado en una caricatura de humano, pensé que lo mejor era buscar información de la especie con la que esperaba convivir sin mayores problemas para poder adaptarme mejor conociendo las costumbres de la especie que estaba en la cumbre de la pirámide depredadora (mira por dónde encontré una ventaja, ya no tendría que preocuparme ni de pajarracos hambrientos ni de jodidas escobas) y me puse manos a la obra.
Como mi inteligencia y mi comprensión habían aumentado, entendí a la primera que aquel botón azul y grande que tenía la torre del ordenador serviría para ponerlo en marcha, ya que el otro botón que tenía al lado, que era más pequeño y cuya inscripción encima ponía "Reset" (ni zorra idea de lo que significaba) no me inspiraba demasiada confianza.
Tras unos extraños ruidos, que supongo que serían el equivalente a toser dos o tres veces para sacudirse el polvo de sus entrañas después de meses de no usarse, arrancó el ordenador, mostrando una retaíla de letritas blancas que dieron paso a una pantalla negra con una especie de banderita multicolor y una inscripción debajo en letras grandes que creo que ponía "WINDOWS" (la siguiente frase que voy a escribir es una pequeña broma a uno de los coautores de este blog, más concretamente a Ñete, usted, querido lector, no se preocupe si no lo entiende, y si quiere entenderlo, pregúntele a él, cojona) ....si si, claramente ponía WINDOWS, este laboratorio debe ser de los más punteros en software de los Estados Unidos... (juas juas juas juas!)
Una vez en el escritorio, abrí el icono que ponía "Internet Explorer", ya que contenía la palabra "internet" que tantas veces había escuchado a aquellos batasblancas mientras vivía en aquella telaraña suspendida del techo y que, según ellos, era una verdadera fuente de información.
Lo primero: conocer a tus semejantes. Tecleé en el buscador "anatomía del ser humano" y aquello fue un verdadero bombardeo de información: miles y miles de fotos de humanos (en su mayoría hembras) mostrando sus anatomías y miles y miles de videos de humanos de ambos sexos cuyas anatomías se introducían en otras anatomías una y otra vez a un ritmo constante en una especie de baile ritual que... dios, eso no lo comprendí demasiado, pero creo que los batasblancas lo denominaban "ponor", o "porno", no sé de qué se trataría, pero aquellos videos hicieron reaccionar aquella pequeña pata de mi entrepierna. Me asusté y decidí buscar primero cosas más básicas del ser humano, luego ya tendré tiempo de aprenderme sus bailes rituales.


Los adolescentes nunca estuvieron
tan cerca de abrir la Caja de Pandora


Domingo 10 de agosto, 11 de la mañana.

Me he tiré toda la noche buscando información, me dolían los ojos (mi único par de ojos, ¡snif!), pero ya entiendo un poco más la forma de pensar de los humanos. En la parte baja de la cara me ha vuelto a crecer un poco de pelo duro, lo que según el buscador se llama "barba de tres dias". Realmente internet me ha abierto los ojos al mundo humano, pero decidí que eso ya lo relataría mañana, porque en ese momento me encontraba muy cansado. Me acosté en un viejo colchón que según la pinta que tenía tendría que haber estado en el vertedero desde muuucho tiempo antes de que yo hubiera llegado aquí y dormí como un bendito la primera noche en la que no me acompañabas mis amigos, los espasmos horribles.

CONTINUARÁ...


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